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Cartel de homenaje a Manuel de Solà-Morales
50x70 mm
Barcelona, Mayo 2012

Con los ojos empañados por un furor concreto, definitivo, veo que la cabecera de la revistaza UR que hicimos él y yo, en un formato audaz para la época, fue el resultado de una especie de pacto, contemporáneo de los de la Moncloa. La revista aspiraba ser una publicación internacional periódica e independiente dedicada a la difusión, crítica y debate de los problemas de la forma de la ciudad y del territorio. La diseñamos los dos. Y no lo digo ahora como forma retórica de cortesía, sino para dejar muy claro que Manuel de Solà-Morales decía la suya sin pestañear! De puertas para adentro, las relaciones entre nosotros eran fluidas; de puertas para afuera, lo disfrazábamos con circunloquios. Pese a todo, pienso que formamos una pareja bastante concordante. Hablando objetivamente, la cabecera la resoví yo solo con una «U» de palo y una «R» bodoni. La bodoni representaba el urbanismo neoclásico trazado por el prefecto Haussmann, a la medida de un Segundo Imperio desmesurado, mientras que la futura representaba el urbanismo racionalista, higiénico, innovador y hecho a la modesta medida del hombre moderno, el cual volvía a ser la medida de todas las cosas, como en el Renacimiento. Y, pese a escoger dos maneras opuestas de dar forma a la ciudad de Ur, les veía bastante compatibles. A Manuel de Solà-Morales la propuesta le gustó en seguida, al reparar en que con la tipografía hacía topografía sin confundir por eso topología con función. Y desde mayo de 2012 me quedará para siempre jamás la duda solà-moralesca de si no le gustó, sobre todo, justamente por el hecho de dar forma ambigua a una herramienta de divulgación de certezas y, a la vez, de incertezas. El número uno salió un buen dia de un mes de enero, y llovía; así que Manuel de Solà-Morales y yo decidimos dejar la celebración para más adelante, tal vez para verano. Pero de aquello hace tantos años como veintisiete, y ahora vuelve a llover, él ya no está, y con los ojos empañados por un furor concreto, definitivo, solo me resta agradecer su amistad y reconocer también la cortesía del colega Pierre Bernard, al dejarme usar su tipografia Barré de couleur para diseñar este cartel, de una síntesis internacional e independent.