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Estudio de diseño gráfico  / enricsatue@hotmail.com  / 93 555 26 15

Logotipo para una fundación
sin ánimo de lucro
Barcelona, 2010

La contribución, mediante trabajo, con las organizaciones no gubernamentales, que en un  país oficialmente desgraciado como el nuestro abundan más de lo que sería razonable, tiene un carácter técnico y otro moral. 

El técnico, naturalmente, consiste en aportar los conocimientos que uno tenga sobre comunicación visual, estrategia de imagen y coordinación corporativa, aprendidos muchos de ellos en tiempos en que el diseño gráfico y la noción de marca pugnaba por hacerse un hueco en las vidas de todos, hasta llegar a la apoteosis —que está todavía por ver, aunque tiene toda la pinta— que el siglo XXI será por fin el de las marcas, según la previsión de Naomi Klein en su libro más famoso: No logo. Y al menos por una vez, los esfuerzos van a parar a una causa probadamente justa, o por lo menos sin el codicioso y generalizado ánimo de lucro.

El moral consiste en la satisfacción de dar alguna cosa a cambio de nada. Bien, a cambio de nada que no sea dinero, que es como funcionamos habitualmente con los clientes de las corporaciones a las que logramos hacerles un logotipo. O bien con alguna institución del Estado, autonómico o central, al que arañamos un encargo. 

Mientras paguen, no importa que sean de un lado o del otro.

Aquí, la satisfacción es plena —les sale por los ojos— sólo con ver la ilusión y las ganas que ponen todos aquellos que, desde su cargo en la organización,  se ocupan de mejorar la mala vida de tantos disminuidos físicos o mentales poniendo lo mejor de cada uno de ellos.

Es tan placentero ver este proceder, por una vez colectivo, que indulta cualquier incorrección que hayan aplicado a nuestres precisas instrucciones para que el impreso o la lona en cuestión quedasen como habíamos previsto, la dilapidación de algunas ideas por falta de coordinación, y en general el vuelo raso de las iniciativas que tienen al diseño gráfico como garante.

La Fundación Cassià Just, la Fundación Pasqual Maragall, Educación sin Fronteras, Fundación Tutelar Santa Clara, y próximamente me temo que también la Transpirenaica Social Solidaria, son las organizaciones no gubernamentales o sin ánimo de lucro con las que tenemos o tuvimos sus más y sus menos. Lo digo porque he tenido la sistemática impresión de que cuando todo el mundo quiere ayudar, uno u otro la pifia. ¿No será porque somos humanos?

© 2016 Enric Satué

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