Currículum de un chico de barrio iniciado

en Barcelona el día 23 de octubre de 1938.

Soy un diseñador gráfico literalmente excéntrico, pues aprendí la profesión en el aula sin muros de las calles del mundo, por fuerza (no había escuelas); hago de historiador e investigador del diseño por mero interés personal (sin título académico de por medio, y ya llevo más de 20 libros publicados) y he profesado en dos universidades superando oposiciones con la exclusiva ayuda de mi currículum profesional (al margen del diploma de profesor de dibujo de la Escuela Superior de Bellas Artes, que duerme en casa un sueño eterno). En un tiempo soberanista e independentista como el que vivimos, quiero hacer constar que llevo muchos años practicando a mi manera la independencia. Excepto los impuestos y algunas otras obediencias irrenunciables, he hecho siempre lo que me ha venido en gana. Quizá el origen de todo resida en el hecho de ser hijo único, cosa que nos induce a pensar que el capricho es la norma de conducta. Pero el caso es que en cuanto fue legalmente posible cambié oficialmente mi nombre de pila (Enric) por el que me endosaron a la fuerza los funcionarios religiosos, civiles o militares (Enrique); también, extraoficialmente, hace mucho tiempo que dejé de considerarme católico, apostólico y romano; y aunque durante mi niñez y adolescencia estaba prohibido enseñar la lengua catalana en las escuelas, he logrado escribir un libro directamente en catalán (Un llop a la vora del foc), con muchas menos erratas de las que me temía. Más allá del diseño, pues, también hay vida. Porque soy de los de Munari: manteniendo la infancia dentro conservaremos la curiosidad de conocer, el placer de comprender y la volundad de comunicar. ¿Hay quién dé más?